Hora del té

Valencia). Licenciada en Derecho, pero dedicada a la banca. Por azar de la
vida, tuvo un desafortunado accidente que la puso en cama por un tiempo durante
el cual, tras ser lectora empedernida del género romántico, se dedicó a
descubrir su capacidad para escribir su propia historia. Así es como nace Cuando
el amor perdona, novela que se atreve a enviar al concurso literario anual
de Ediciones B, haciéndose acreedora del Premio Vergara, siendo catalogada como
“fresca y chispeante”, y que más tarde
formaría parte de una serie llamada Los Mosqueteros. Desde entonces
no ha parado, y se siente muy feliz.
Ruth, es
una persona sencilla y carismática, por lo que no le resultó difícil acceder a
una pequeña entrevista para este Blog, y aquí se las dejo para que la conozcan
mejor.
¿A qué edad empezaste a escribir y cuándo se
convirtió en una pasión?
Empecé a escribir tarde, muy tarde y se
convirtió en mi gran pasión con mi primer capítulo.
A los treinta y dos años tuve un accidente de
coche bastante tonto pero que me supuso tres años de baja y mucho reposo.
Estaba en una ciudad en la que no conocía a nadie y lo bastante dolorida como
para no ser sociable. Además la lesión la tenía en el hombro derecho, así que
no me era posible leer porque no podía sostener el peso de un libro.
Y como la ignorancia es muy atrevida me propuse
escribir la novela que no podía leer. No escribía pero soñaba despierta desde
que tengo uso de razón. Así que cogí un montón de novelas románticas ya leídas,
miré sus páginas, cuántos capítulos de media por novela y páginas por capítulo…
¡incluso palabras por línea! Y empecé sin ningún esquema en mente. Solo por
matar el tiempo.
Y se convirtió en una droga. Tenía horas y horas
libres y en soledad, así que escribí horas y horas rodeada de personajes. Fue
increíble. Afortunadamente lo sigue siendo.
¿Cuál fue el primer y último libro que
leíste?
Según mi madre el primer libro que leí elegido
por mí y que no me hubieran contado previamente hasta que lo memorizara fue
“Yo, la vaca”, pero dudo que os refiráis a eso, jajajaja. Mi primera novela fue
con siete años, “Los tres Mosqueteros”, y la primera novela romántica con
diecisiete, “Tierna y Rebelde”, de Johanna Lindsey.
El último libro que leí... Leo mucho menos desde
que escribo… Leo mucho en inglés además, desde que escribo. Georgette Heyer,
seguramente, porque creó unas historias magníficas y son una fuente de datos de
la Regencia inagotable. Aunque sé que lo último que he tenido en las manos ha
sido teatro, a Athur Miller. De vez en cuando me gusta el texto duro.
¿Cuál es tu autor favorito?
Imposible un solo nombre. Imposible. En
contemporánea leo mucho a Samantha Young; en histórica a Georgette Heyer. Pero
soy promiscua: pregúntame en un año y las habré olvidado y estaré enamorada de
dos distintas, jajaja.
¿Libro físico o digital?
Esta pregunta me toca la fibra. Físico, siempre.
Pero como he comentado tengo una lesión de hombro y no puedo sostener el peso
de un libro, así que leo en digital porque es eso o no leer. Aun así, cuando un
libro me llega, lo busco en papel y lo compro aunque sepa que no voy a poder
pasar sus páginas.
He perdido el momento mágico de la librería, ese
de entrar y dejarme seducir por una portada y una sinopsis. Me consuelo regalando libros a otros cuando el
mono es insoportable.
¿Dónde encuentras la inspiración para tus
novelas?
A veces en otras novelas donde ha ocurrido algo
que no me ha gustado, a veces en la biografía (que me han contado, no leo bios)
de un personaje histórico, a veces a raíz de una norma social.
Escribo de forma lineal, empezando por el
capítulo uno y acabando con “Fin”, pero en mi cabeza la historia
comienza en la circunstancia que han de superar los protagonistas para estar
juntos. No necesito un gran drama, solo algo creíble desde donde
empezar. Por ejemplo, qué ocurriría si tu esposo aparece en la ópera en tu
noche de bodas con su amante cuando debería estar en casa contigo, consumando.
Qué hacer si te tienes que comer tu matrimonio medio forzado con patatas porque
ni al Rey le concedieron el divorcio. Desde ahí voy atrás hasta entender qué ha
desencadenado ese hecho, y a partir de esa pequeña catarsis los personajes, que
ya son íntimos míos, me llevan hasta el final.
¿Sientes que ya has creado tu “obra maestra”?
Sé positivamente que nunca escribiré una “obra
maestra”. Pero estoy satisfecha porque me consta que en cada novela
evoluciono. Lo noto yo al escribir, al estructurar, al montar una escena.
Me he serenado, estoy aprendiendo a alejarme un poco de la pasión de los
personajes para ser su confidente y no el personaje en sí, buscando exprimir
los escenarios al máximo… Al parecer quien lee también lo percibe, y eso…
bueno, como no escribiré nada que se estudie de aquí a cien años, saber que
otros noten mi esfuerzo es una satisfacción que me consiento disfrutar
plenamente.
Además de romántica, ¿te aventurarías en otro
género en un futuro?
Si lo hiciera, sería género histórico o
narrativa actual. Me encantan los thrillers, he leído muchos, pero me falta
“fondo de armario” para escribir una novela así. No domino el género. Las
novelas de espías me vuelven loca, pero me faltan muchos conocimientos del
panorama sociopolítico para planteármelo siquiera. Y no escribiría lo que no
leo, ¡eso seguro! Cada vez me llama más la guerra civil inglesa. Me grita, de
hecho. Pero tengo personajes del XIX haciendo cola en mi cabeza para
enamorarse, así que…
De tus novelas, ¿cuál es tu favorita?
No es una novela, es un personaje: James Andew
Christopher Sain-Jones, duque de Stanfort, de “Cuando la pasión espera”. Me
gusta porque es un hombre que lo tiene todo y no se ha echado a perder. Es
alguien en quien se puede confiar, es responsable y un hombre de honor. Pero al
mismo tiempo es un duque al que le han dicho que la vida será como él quiera
que sea, y le contraría cuando no es así. No es que le enfade, que también, es
que cuando algo no funciona según sus deseos su mente no parece capaz de
asimilarlo.
Y me dan unas ganas de pasarle la mano por el
pelo y darle un beso suave en los labios… Lo repito: os presto a todos mis personajes,
os dejo soñar con ellos, tocarlos, apartar a las protas para quedáoslos… a
todos excepto a James. James no se toca. Es mío. Mí-o.
¿Por qué leer tus novelas?
Si las reseñas no mienten, porque tienen unos
personajes auténticos y una historia de amor tan tierna como apasionada. Porque
tienen una buena ambientación y los tempos están bien manejados.
Y por mi parte, porque os puedo garantizar que
me doy al máximo en cada historia. No entrego a la editorial nada que sepa
hacer mejor. Ni ellos me permiten publicar nada que sea mejorable. Vergara y yo
tenemos claro que escribir es una carrera a largo plazo. Y yo soy de cuidar
mucho lo que lleva mi nombre.
¿Te gustaría ver alguna de tus historias en la
gran pantalla? Si es el caso, ¿cuál escogerías?
Jajajaja. No me gusta el cine. Terriblemente
elitista, esnob, ridículamente absurdo, lo sé. Pero me resulta un esfuerzo
vestirme, coger el coche y meterme en una sala durante dos horas cuando puedo
quedarme en casa con ropa cómoda y un chocolate leyendo esa misma historia, o
la que yo quiera.
Si pudieran llevar alguna, creo que sería una de
Brandy Manhattan. Nada de histórica, eso lo dejo para Austen, Gaskell, Dickens…
Algo actual. Y más que llevarla al cine, lo que me gustaría es que me dejaran
formar parte del equipo de guion. Aprendería mucho de diálogos viendo trabajar
a los guionistas. Ah, y del de rodaje. Lo que podría aprender sobre exprimir
una escena con un director de cine. Ah, y de casting, para aprender a montar un
personaje con los actores. Ah, y… y así hasta el infinito, supongo, jajaja.
¿Estás trabajando actualmente en alguna obra?
Brandy Manhattan está con una historia
estupenda, aunque esté mal decirlo. Su nueva prota no tiene nada que ver con la
anterior, pero la situación de inicio es muy potente y estoy sacándole (bueno,
lo hace Brandy, claro) todo el jugo posible.
Está muy, muy ilusionada con esta historia.
¿Algún consejo para los escritores noveles?
Que lean mucho. Creo que la mejor manera de conocer
bien el género es leer. Una novela romántica no deja de ser una pareja que se
enamora y tiene que superar algo para ser feliz. Eso lo sabemos todas. Pero
aprender a manejar los tempos, crear la química perfecta antes de
que llegue siquiera el primer beso o la primera caricia, montar una trama que
se sostenga por sí misma y unos personajes consistentes sin que haya que forzar
nada… Yo, al menos, eso lo he aprendido leyendo a las grandes autoras del
género.
Documentarse, escribir correctamente… todo eso debe
de sobreentenderse en un escritor. Darle “ese algo” es lo que hace que su
historia sea especial.
Y que sean exigentes consigo mismas. Ahora mismo
hay muchas oportunidades de publicar, pero no van a agotarse mañana. Que mimen
lo que hacen, porque va a llevar su nombre durante muchos años.
Y ahora que ya he soltado todo mi rollo, muchísimas
gracias por cederme estas líneas y tu tiempo. Besos,
¡¡¡MUAAKAAA!!!
MIL GRACIAS A TI RUTH POR COMPARTIR ESTA PLÁTICA CON "UN TÉ Y UN LIBRO"
Si quieren conocer más sobre Ruth y sus historias, visiten su página de Facebook
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